Un
texto narrativo está compuesto por signos lingüísticos, y en él un agente
cuenta una historia o fábula entramada de cierto modo (Mieke Bal, 1998), por
medio de una serie de acontecimientos lógica y cronológicamente relacionados
que unos actores causan o experimentan (los actores realizan acciones, y no son
necesariamente humanos). Actuar significa entonces causar o experimentar un
acontecimiento.
Un
acontecimiento es el paso de un estado a otro, es decir, el evento que causa el
paso.
La
narración es algo medible que se puede segmentar, que avanza, transcurre
progresivamente. Por lo tanto, tiempo y acción (el tiempo y las acciones
humanas) se relacionan estrechamente.
Sin embargo, la
psicología cognitiva estudia la narración en tanto forma de conocimiento (en donde no habría linealidad).
Donald
Polkinghorne: la narrativa atribuye significado a la experiencia humana. Entonces,
el significado narrativo resulta de un proceso
cognitivo que organiza la experiencia en episodios temporalmente
significativos.
Aníbal
Ford: en la revolución industrial y en la modernidad las concepciones de tiempo
y temporalidad se atienen a las grandes estructuras y procesos socioeconómicos
que construyen falsos binarismos: tiempo subjetivo/tiempo objetivo, y tiempo
instrumental. De este modo se obtura la comprensión de dispositivos de
conocimiento elementalmente humanos. Así,
el tiempo objetivo, medible, administrable, lineal, secuencial, instrumental,
ubicado en el centro de la modernidad, se opone al tiempo de la memoria, de los
sueños, de los recuerdos, del desorden cronológico, de la focalización, de la
corriente de la conciencia, que ha sido expuesto a la periferia.
Al
cambiar la noción instrumental del tiempo cambió la forma de conocer, de dar
sentido –no de construir- de percibir, de organizar la vida cotidiana según
cronométricamente. Desperdiciar el tiempo es un pecado.
Las teorías de la
narración
Existe
una relación entre texto y contexto. Del estudio de los significados y las
formas se pasó al estudio de la producción social de sentido.
La
lengua escrita se relaciona con la comunicación: el texto es visto como un
evento comunicativo particular en el que participan miembros de una comunidad
lingüística que desempeñan papeles sociales, y que entablan relaciones sociales
determinantes. Se trata del estudio de la situación comunicativa.
Las
estructuras narrativas:
E.
Werlich: la coherencia y completitud de los textos están determinadas por la
presencia o ausencia de lazos referenciales de los elementos textuales (es
decir, conexiones dentro del texto, de las unidades estructurales elegibles conformadas
por un grupo de palabras o de oraciones y unidades más amplias desplegadas en secuencias
sucesivas. Cuando se refieren a determinados cortes del modelo de la realidad
común de hablante y oyente, representan bases temáticas (25).
Las
secuencias caracterizarán al texto con alguno de los tipos textuales básicos:
descriptivo, narrativo, expositivo, argumentativo, instruccional.
Las
bases textuales temáticas, constituidas por sujeto, predicado y adverbio, sirven
para expresar cambios de tiempo y ocurrencias. Estos tipos textuales sirven
como matrices preexistentes para la producción lingüística del sujeto frente a
su experiencia (26).
Jean
Michel Adam: la textualidad está organizada en secuencias cuyos elementos se
relacionan interna y jerárquicamente en términos de dependencia/independencia
con el conjunto más vasto del que forma parte.
La
secuencia está conformada por grupos de proposiciones ligadas según el
movimiento de la secuencialidad y la conexidad En la conexidad está el modo de
sucesión lineal de las proposiciones.
Una
secuencia elemental articula proposiciones típicas: secuencias prototípicas que
se combinan en el texto, y son: narración, descripción, argumentación, diálogo.
Por eso casi todas las estructuras secuenciales son heterogéneas, y tienen
grados de dominancia. Cuando predomina la secuencia narrativa, tenemos un texto
narrativo.
La
secuencia narrativa se esquematiza así:
Situación
inicial-complicación-re(acción)-resolución-situación final-moraleja.
Es
decir: una sucesión de eventos con unidad temática, un proceso transformacional
de unidad de acción compuesto por una situación inicial, una transformación
(medio) y una situación final que permite la temporalidad, la sucesión de
eventos, la causalidad narrativa (la tensión de la puesta en intriga que domina
el proceso transformacional o acción), y la evaluación o moraleja.
Narración:
paso de una sucesión lineal y temporal a una complicación, y a una resolución
entre la situación inicial y la final. Las secuencias se comportan como
herramientas comunicativas y cognitivas.
Teun
Van Dijk: existe una superestructura global que le da forma al texto. Cada
texto (situación comunicativa) se realiza por medio de diferentes formas
textuales, aún cuando nos refiramos al mismo suceso; es decir, aunque el
contenido semántico sea el mismo.
Por
eso la superestructura es una abstracción a la que todo texto se adapta,
independientemente de su contenido, y que le permite a una persona entender y
hablar su propia lengua: la capacidad lingüística y comunicativa incluye el
conocimiento de la gramática y el léxico, y también el dominio de las reglas combinatorias
en las que se basan las superestructuras (29). Los hablantes de una comunidad
lingüística son capaces de reconocerlas y aplicarlas.
Las superestructuras se presentan en
diferentes sistemas semióticos, como en el cine, en la historieta...
Los
textos narrativos se producen en la vida cotidiana y en la literatura: chistes,
mitos, cuentos populares, sagas, leyendas, cuentos, novelas, biografías,
memorias…
Un
texto narrativo se caracteriza por referirse ante todo a acciones de personas.
Las descripciones de circunstancias, objetos u otros sucesos quedan
subordinadas. Por lo general, un sujeto contará o explicará sucesos o acciones
que resulten interesantes. Es decir, que se desvíen de alguna norma, de una
expectativa, o de una costumbre. Nadie narra una historia sobre el almuerzo, el
peinado… si no se encuentra unida a algún suceso especial e interesante.
Así
que una primera categoría de la superestructura es la complicación, que puede
ser un suceso en el que no intervienen personas (un terremoto), pero que debe
involucrarlas, pues sus acciones son el núcleo de la narración, y pueden (o no)
diluir la complicación, dando lugar a la resolución, que será negativa o
positiva.
Complicación
y resolución constituyen el centro del texto narrativo.
Cada
suceso (o suma de sucesos) ocurre en una situación determinada (en tiempo y
circunstancia) llamada marco. El marco y el suceso (sucesos) conforman el
episodio, y la serie de episodios da lugar a la trama. Luego se suman los
comentarios que aporta el narrador, y la evaluación de la trama. Así, las
categorías principales de la superestructura son: complicación, resolución,
suceso, marco, episodio y trama. Las conclusiones prácticas de algunos textos
narrativos se llaman moraleja, como ocurre en la fábula, en donde al final hay
una lección.
Robert
Longacre y Stephen Levinsohn: dos parámetros primarios concebidos en términos
de oposiciones binarias: presencia o ausencia de rasgos.
Es
decir; entre más referencia se haga al encadenamiento cronológico que enuncia
la sucesión temporal de los eventos, menor referencia a los sujetos
involucrados. En el discurso narrativo aparecen los dos parámetros.
Dos
parámetros más: mayor o menor proyección, y mayor o menor tensión. El rasgo
tensión se refiere a la forma explícita de un conflicto. La categoría más
tensión da cuenta del discurso polifónico, en donde se polarizan las
concepciones del conflicto. Se incluye más de un punto de vista (polémica). El
rasgo de menor tensión se refiere a los textos en que sólo hay una manera
objetiva de presentar los puntos de vista. Digamos que sólo se oye una voz
(33).
El
rasgo mayor o menor proyección se refiere al modo como una situación o acción
se contempla, ordena o anticipa, pero no se realiza. Por ejemplo, la profecía,
que contiene el rasgo mayor proyección. La crónica periodística tendría menos
proyección, pues habla de algo que ya pasó.
El discurso narrativo
Las
relaciones entre texto y contexto.
Umberto
Eco distingue entre fábula y trama. La fábula es lineal, desde un momento
inicial tiempo 1, hacia un momento final tiempo X.
La
trama se forma por los saltos temporales: analepsis, prolepsis… La trama es la
forma del contenido. La fábula es la sustancia del contenido, y el discurso
narrativo es la expresión de trama y fábula.
Técnicas
de la dilación o la moderación del ritmo. Permiten al lector realizar paseos
inferenciales: señales de suspenso que
moderan el paso del discurso, o incluso lo frenan, como sugiriendo al lector “y
ahora intenta seguir tú”. Para poder prever el desarrollo de la historia, el
lector se remite a su experiencia de vida, o a su experiencia de otras
historias (Matilda y León, versión corta) (36).
Este
manejo del tiempo da lugar a tres formas: el tiempo de la historia, de la
fábula, es de mil años; pero el tiempo de la expresión narrativa y de la
lectura es brevísimo: pasaron mil años.
Acelerando el tiempo del discurso se puede expresar un tiempo de la fábula que
es larguísimo, y viceversa: describir una acción de un segundo en cuarenta
páginas. Cuando los tres tiempos coinciden no hay intensión literaria…
El
tiempo del discurso es una estrategia textual que impone un tiempo de lectura. Detenerse
a describir es perder tiempo en la traducción del espacio. La técnica
correspondiente se llama hipotiposis, y consiste en dilatar el tiempo del
discurso y el de la lectura en relación al de la fábula, con el fin de lograr
una configuración espacial como si la estuviéramos viendo (37).
Narrativa
natural: relato sobre lo que me pasó ayer, noticia del periódico, o toda la
historia del reino de Nápoles. Narrativa artificial: ficción narrativa que
finge decir la verdad, o presume decir la verdad en un ámbito de discurso
ficcional (39). Leer relatos es un juego en el que se aprende a dar sentido al
mundo y a explicar nuestra posición en él. Esto explicaría la función de los
mitos, que dan forma al desorden de la experiencia.
Discurso/relato:
Emile
Benveniste: hay dos planos de enunciación: el del relato (o historia) y el del
discurso. En el relato la enunciación excluiría las formas lingüísticas
autobiográficas: los deícticos yo, tú, aquí, ahora, junto con el tiempo verbal
presente. En el discurso la enunciación supone la existencia de un hablante y
de un oyente, y utiliza los deícticos nombrados arriba, junto con los tiempos
verbales del presente y el futuro (40).
La
enunciación es el acto individual de un sujeto que se apropia de la lengua, y
enuncia su posición de locutor mediante índices específicos (deícticos como yo,
ahora…) y a través de procedimientos accesorios o formas modales. El producto
de este acto de enunciación es el enunciado.
Harald
Weinrich: existe una enunciación en la que se borran las marcas subjetivas,
deícticas o personales vistiendo de objetividad al relato, y otra en la que el
enunciador se compromete en lo enunciado (mundo comentado, o discurso),
utilizando marcas deícticas o personales que relacionan al enunciador con el
discurso, vistiéndolo de subjetividad.
Tzvetan
Todorov: la obra literaria narrativa es historia cuando evoca una cierta
realidad, y los personajes se confunden con los de la vida real. Pero esa misma
historia podría narrarse por medio de otros géneros y otras materialidades,
como una película, una historieta, un testimonio… Es discurso, porque existe un
narrador que relata la historia y un destinatario de la misma. Así que lo importante
no son los personajes ni los hechos referidos sino la manera, el modo en que el
narrador los pone en conocimiento del destinatario (41).
Gérard
Genette: se deben estudiar las relaciones entre discurso y los acontecimientos
que relata, y entre el discurso y al acto que lo produce. La historia:
significado o contenido narrativo. Relato: significante, enunciado, discurso o
texto narrativo. Narración: acto narrativo productor y conjunto de la situación
que se relata (42).
El
discurso narrativo (relato) da cuenta de una historia, y es referido por un
productor, sin el cual no hay discurso.
En
el relato (secuencia temporal) conviven el tiempo de la historia y el tiempo
del relato. El relato, literario, fílmico, escrito, oral… se actualiza en el
tiempo de la lectura o la escucha… Hay tres tipos de relación entre el tiempo
de la historia y el tiempo del relato: relación de orden, relación de duración
y relación de frecuencia. El relato escrito existe en una dimensión espacial
(50 páginas); y al atravesar ese espacio, o el recorrido de ese espacio, supone
el paso de un tiempo (2 horas).
La
relación entre el orden temporal de sucesión de los acontecimientos en la
historia y el orden temporal de su
disposición en el relato aparece bajo formas de discordancia como anacronías
narrativas (es imposible el grado cero de perfecta coincidencia temporal entre
relato e historia): prolepsis (anticipaciones) y analepsis (retrospecciones). La
prolepsis narra anticipadamente un acontecimiento. La analepsis evoca un
acontecimiento anterior. La duración de los acontecimientos en la historia se
cuenta en segundos, días, años… La seudo-duración (longitud del texto) del
relato de los acontecimientos se cuenta en líneas y páginas. Esta diferencia se
llama velocidad.
Las
estrategias narrativas que afectan la relación de duración se agrupan en cuatro
grupos: elipsis, pausas descriptivas, escenas dialogadas y relato sumario o
resumen. Sirven para acelerar o frenar el tiempo del relato. Los comentarios
también son pausas, aunque no descriptivas.
La
relación de frecuencia: son las posibilidades de repetición de los
acontecimientos de la historia y el relato. Relato singulativo anafóbico: da
cuenta n veces de lo que pasó n veces: el
lunes me acosté temprano, el martes me acosté temprano, el miércoles me acosté
temprano… Relato repetitivo: da cuenta n veces de lo que pasó una sola vez:
ayer me acosté temprano, ayer me acosté
temprano, ayer me acosté temprano… Pasa lo mismo cuando el acontecimiento
se cuenta con variantes estilísticas o con variaciones del punto de vista, como
en La hojarasca. Relato iterativo:
cuenta una vez lo que ha pasado n veces: todos
los días de la semana me acosté temprano.
Juan
José Saer: la trasmisión verbal de un hecho consiste en una serie de signos que
dan un equivalente artificial de ese hecho. El relato es una simulación de lo
empírico: aunque se proclame verídico o ficticio, tenderá a constituirse como
una forma de construcción sensible, es decir, reconocible por los sentidos. El
relato pretende ser una construcción sobre la realidad misma. Intenta
representar la experiencia del sujeto frente al objeto. El relato reduce los
acontecimientos a un conjunto de frases…
Autor,
narrador, narratario y lector:
Mieke
Bal: los acontecimientos siempre se presentan desde un ángulo, desde un punto
de vista. La focalización designa la relación entre la percepción y lo que se
percibe. El sujeto de la focalización es el focalizador, que no debe ser
confundido con el narrador.
El
narrador es el sujeto lingüístico que se expresa en el texto. No tiene que ser
el focalizador o el autor biográfico, ya que puede dar cuenta de cómo los
personajes han focalizado las acciones. Pone de manifiesto la focalización de
un personaje: fulano miró con enojo. …También
pueden superponerse diferentes focalizaciones (51).
El
narrador puede ser narrador-personaje, que habla de sí mismo, el yo narrativo,
y el narrador externo, que habla de los otros (narrador en primera persona y
narrador en tercera persona). También existe el narrador testigo y el narrador
omnisciente. El narrador testigo es un narrador-personaje que no es un actante
de importancia desde el punto de vista de la acción. Cuando este narrador
actúa, deja de ser testigo.
El
narrador es el hombre que da un consejo a quien lo oye, y ese consejo no es
tanto una respuesta a un interrogante como una propuesta ligada a la secuencia
de una historia que se narra. Así, el narrador es una estrategia discursiva que
utiliza la narración para un propósito, y todo lo demás está al servicio de ese
propósito (consejo) que guía la práctica de narrar. Entonces la narración cuenta
con el acuerdo del lector que acepta lo que el narrador le propone.
Umberto
Eco: cuatro dimensiones para comprender la dimensión discursiva de la
narración.
El
autor modelo: estrategia textual que establece correlaciones semánticas. El
lector modelo: creación del texto, conjunto de instrucciones textuales que se
manifiestan en la superficie del texto en forma de afirmaciones y otras
señales.
El
lector empírico interpreta, infiere a partir de los senderos bifurcados que
dibuja el narrador en el texto. Y en el bosque uno se abre paso trazando
recorridos propios, con libertad de elección interpretativa. Sin embargo, el
lector empírico debe respetar ciertas reglas encarnadas en el lector modelo. Si
no sigue estas reglas, puede resultar engañado, defraudado o perdido.
Narración,
tiempo y sujeto:
Paul
de Ricoeur: el discurso sucede cuando alguien habla, y es significación, en
tanto dice algo. Articulación de una secuencia finita de frases: obra. Su carácter
articulado postula que no es un mero conjunto de frases aisladas.
El
discurso se fija en la escritura junto con la significación, en la intención de
decir algo inherente al discurso. El texto se descontextualiza de sus
condiciones psicológicas de producción, y se re-contextualiza de otro modo con
la lectura.
El
tiempo se humaniza cuando se articula como narración, y la narración significa
plenamente cuando es condición de la existencia temporal (57). Mimesis y trama
se relacionan: la mimesis es imitación o representación de acciones, y la trama
es la disposición sistemática de los hechos narrados. La mimesis media entre el
tiempo y la narración, y entre la narración y al verdad. La mimesis prefigura
prácticamente, es decir, tiene un conocimiento previo. Luego realiza una
configuración textual (texto narrativo) y luego una re-figuración receptiva,
que es la apropiación por parte del lector.
La
prefiguración práctica es el conocimiento de los rasgos de la acción práctica:
conocer los fines, razones, motivos agentes, circunstancias, interacciones y
resultados de la acción. Para describir acciones particulares se vale de
símbolos. O sea, de reglas de descripción e interpretación, y de normas
prescriptivas y de valores. También recurre a la intra-temporalidad del sujeto
(58). Es decir, que la prefiguración mimética se refiere a los saberes previos
que permiten que el proceso mimético opere en el plano cognitivo. Son como los
presupuestos para poder hacer entender las cosas a un lector. ¿Pero qué pasa
cuando esa verdad se pone en duda?
Configuración
textual mimética: paso del plano paradigmático al plano sintagmático, y al
momento de la ficción (construcción de la trama). La mimesis media entre
acontecimiento e historia (paso de la sucesión a la configuración: trama). Con
la configuración textual mimética (puesta en texto, entramado) se abre el
espacio del tal como si. Este proceso
se llama esquematismo de la función narrativa: capacidad sintetizadora de la
imaginación que permite unir las acciones, circunstancias, agentes… de la
prefiguración práctica mimética con los conceptos de la trama (58).
El
tiempo es el hilo lógico trascendental presente en toda esquematización.
Re-figuración
receptiva mimética: intercepción del mundo del texto con el del lector (momento
de la lectura). La lectura fusiona horizontes: es el momento de la
transformación del texto en obra (59). La lectura retoma la comprensión
práctica configurada en el texto y la sobre-determina produciendo un aumento de realidad.
La
prefiguración se liga a las acciones de la vida cotidiana. La re-figuración
añade, con la lectura, nuevos significados e identificaciones existenciales
(59). Así, la verdad se entreteje en la ficción a través de la actividad
mimética, porque la fábula toma componentes del texto y les da la forma de las
figuras prácticas de la vida que, así re-creadas o formadas por la fábula por
medio de los componentes del texto, se trasforman en el texto mismo y en el sí
mismo del lector. El resultado de todo esto es un juego de verdades que circula
libre y reguladamente en la trama (59).
me sirvió muchisimo ¡
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