viernes, 4 de mayo de 2012

Grandes teóricos de la novela / Alfonso Cárdenas Páez




Lucakcs:

La novela intenta darle sentido a la vida humana en un mundo degradado y sin sentido que reniega de las ideas estéticas del arte. El realismo fijo en la historia vive de la nostalgia del pasado, y se representa en la narración a distancia.
Las relaciones entre sujeto y objeto están mediadas y en conflicto (no existe la armonía); por lo tanto el hombre no encuentra respuestas, y se convierte en un sujeto problemático que no encuentra garantía de totalidad en el mundo degradado. Entre más conoce el mundo más crece su conflicto; la aprehensión del mundo aumenta, y con ello la incapacidad de abarcarlo. La única opción es recoger los fragmentos: la totalidad novelesca se expresa en la fragmentación.
No hay evidencias del mundo, de la verdad ni de sus semejantes (necesidad ética). La totalidad novelesca intenta interpretar el mundo, lejos de la vida concreta. La búsqueda de la trascendencia en un mundo de valores extraños puede llevar al sujeto al crimen o a la locura. La novela es la expresión de la imposibilidad de alcanzar esa trascendencia de la vida, de hacerla esencial dentro de las coordenadas históricas y psicológicas del hombre.
La novela es expresión de la nostalgia de la pérdida de la trascendencia, del destino humano en crisis permanente, cuya existencia se revela como algo inacabado.
Relato de la interioridad, del alma humana que busca su esencia, expresión de la ambivalencia humana, biografía de la nostalgia, del hombre escindido entre el mal y los valores, entre la historia y la utopía. La novela es búsqueda y deseo. Subjetividad que incluye lo imaginario y lo simbólico. El mundo, extenso, inalcanzable, apreciable solo en forma de fragmentos por un individuo roto en su interior, escapa de la medida humana.
La novela intenta responder a las necesidades del hombre moderno, tratando de apoderarse de los principios fundadores del mundo humano (orden cosmológico), sin encontrar símbolos para ello. La novela intenta conocer el mundo pero dada su infinitud solo capta sus fragmentos. Cualquier aprehensión es parcial e intensiva.
Es como captar el fantasma del mundo infinito. Expresión de la duda y la desconfianza en el otro y en el saber (escepticismo). La solución estética a la dificultad está en las posibilidades de la ficción: ironía, ambigüedad, metonimia, paradoja, parodia, humor.

René Girard y Lucien Goldmann:
Lo romántico acepta la espontaneidad del deseo y la autonomía y originalidad de la subjetividad, lo que supone que el deseo es lineal. Asistimos a una lucha entre el novelista y el romántico, entre la desmitificación y la mistificación del deseo mimético que genera el conflicto, pues constituye una amenaza para la armonía y para la supervivencia de las comunidades humanas.

La violencia mimética crea víctimas propiciatorias. Este sacrificio establece jerarquías, determina diferencias, e impone valores donde solo aparecía el conflicto, mediante el juego dialéctico de la rivalidad mimética. Se representa así la pugna entre el orden y el desorden, engendrando una narrativa donde prevalecen los efectos del sacrificio unánime de la víctima propiciatoria.
Los personajes novelescos imitan los deseos de vida. Sólo en las grandes obras el sujeto y el objeto se ven influidos por un mediador que irradia su acción sobre uno y otro que cambian, pero el deseo triangular permanece. Todos desean ser otro. Sancho desea según Don Quijote, y este desea según Amadís de Gaula.
Aunque no se vea, existen las diferencias entre Quijote y Sancho, la influencia profunda y constante del mediador imaginario en el caso del caballero; la lejanía del mediador en Don Quijote implica que este sea un héroe sereno donde no se da la obstinación porque los deseos no lo torturan y no se encarnizan contra el infortunio. En cambio, los héroes de Proust y Stendhal se decepcionan porque, una vez alcanzado el objeto de su deseo, comprueban que su ser no ha cambiado, y que la metamorfosis esperada no ha ocurrido. Entre más cerca el mediador mayor la pasión en detrimento del valor del objeto concreto.
Madame Bovary quiere ser otra, y trata de imitar superficialmente a las heroínas románticas de las mediocres novelas que lee. Esto le produce angustia, y hace del bovarysmo un fenómeno contemplativo. Ocurre lo mismo en personajes de Stendhal, en donde Julián imita a Napoleón.
El vanidoso desea un objeto que desea un tercero de prestigio: el mediador se vuelve rival del sujeto, porque la vanidad propicia su existencia antes de exigir su derrota. Quijote y Emma no pueden rivalizar con el mediador, pues la mediación externa impide que las esferas del mediador y el sujeto se toquen. En la mediación interna la distancia es reducida y las esferas se superponen. El enfoque es psicológico, pues se trata de los sentimientos: odio, vanidad, celos, pasión… y de actitudes: envidia, esnobismo, obsesión, que manifiestan el deseo mimético del sujeto al imitar a su mediador.

Goldmann:
Postura estructuralista-genética:
La novela evidencia las condiciones históricas de las formas de pensar de su tiempo. Constituye una actitud o una toma de posición frente a la ideología del momento.

Los hechos humanos buscan satisfacer necesidades e ideales, y modificar la situación en consonancia con aspiraciones de grupo. Cada grupo ocupa un lugar en la producción como explotador o trabajador, por sus relaciones con otros grupos o clases, y por su visión de mundo.
Los textos literarios son hechos de habla. La lingüística se encarga de las posibilidades de la significación, no de la significación misma. La obra literaria significa, y no hay formas de definir qué es lo pertinente en un texto literario. La literatura no es el estudio de los medios sino de las significaciones. Las significaciones son dobles: significaciones intratextuales  y las extratextuales o visión de mundo.
Ideología: conciencia de intereses materiales de un grupo. Visión de mundo: sentido global de las relaciones humanas o máximo de conciencia posible de clase. Ambas son formas de la conciencia colectiva. La visión de mundo responde a un problema histórico-social. La ideología es la realización socio-histórica del principio filosófico que anima la cosmovisión.
La novela es producto de una praxis de sujetos humanos colectivos que mantienen el equilibrio entre sus necesidades, obligaciones y esperanzas con la estructura de la sociedad en que se desarrollan. El análisis socio-histórico implica describir qué tanto sentido abarca la estructura significativa cosmo-visionaria en la obra literaria, para desentrañar su génesis.
Así que el sentido textual de la obra depende de su relación con los fenómenos histórico-sociales de contenido social, y entre estos la concepción de mundo.
La obra literaria es colectiva, porque sus estructuras son homólogas a las estructuras mentales de ciertos grupos, o están en relación inteligible con ellas. La dimensión histórica de la novela estaría en que se atiene al tiempo y a sus dimensiones, acepta que el mundo se trasforma y progresa, y juega con la temporalidad hacia el pasado (memoria, nostalgia, ensoñación, arcadia o paraíso perdido), o hacia el futuro (viaje, aventura, utopía).
Existen tres visiones de mundo: trágica, racionalista, existencialista y dialéctica.
Trágica: realización de valores irrealizables; desequilibrio entre las aspiraciones del hombre y sus limitaciones. El hombre solitario (Don Quijote) se angustia ante la presencia/ausencia de Dios: ¿puedo seguir viviendo en un mundo que sufre de insuficiencias radicales? Todos valor humano se ha vuelto relativo. El hombre trágico (irrealizable en esta tierra) vive apegado a los valores absolutos y juega al todo o nada. Racionalista: abandona la comunidad y el universo, y se rige por las categorías del individuo razonable; representa la lucha de la burguesía contra la nobleza del iluminismo. No hay valores positivos, ni futuro; su filosofía es la de la limitación y la disolución del sujeto en el objeto. Sus marcas son el pesimismo y la discontinuidad. Dialéctica: unidad de acción y pensamiento, o la conciencia del sí para sí, como Marx.

La socio-estética de Bajtín:
La novela es un sub-género discursivo narrativo multiforme que expresa la polifonía social del lenguaje. Abarca todas las formas de productividad social del discurso, y provoca una saturación ideológica en el lenguaje que presenta una heterodoxia de conciencia, ideologías, códigos, lenguas, heterofonía de voces, plurilingüismo de puntos de vista, dialectos, sociolectos, conciencia e ideologías que generan un diálogo extraño a la representación monofónica y sus pretensiones de verdad referencial y objetividad. Entraña dos dimensiones: sincrisis: variaciones semánticas en torno a un tema que confronta varios puntos de vista. Anacrisis: provocar la opinión o la réplica del otro.
La verdad y el pensamiento son dialógicos. Por eso no son lineales o sucesivos, e implican la coexistencia simultánea de varias verdades. Los protagonistas del diálogo plantean puntos de vista que rompen las maneras tradicionales de pensar y de ver las cosas. El diálogo socrático purifica la palabra de todo automatismo y cosificación de la vida cotidiana. De este modo conduce al hombre a descubrir los estratos profundos de la personalidad y del pensamiento. En el diálogo se ponen a prueba las ideas, lo que implica poner a prueba a su portador, al hombre. Es volver la idea plástica, de manera libre y creadora.

De la sátira menipea, hay en Bajtín (el dialogismo novelesco):

Aumenta la risa y la invención irrefrenable para poner a prueba la filosofía, la palabra y la verdad plasmadas en la imagen del sabio buscador de la verdad. Libre fantasía, simbolismo y misticismo con naturalismo de bajos fondos, en extremo grosero. Fantasía e invención, gran capacidad de contemplación del mundo. El universalismo filosófico se da en la acción y en la sincrisis dialógica trasladada al Olimpo o al infierno. La fantasía experimental es ajena a la épica y a la tragedia, y se observa desde una posición inusitada. Experimentación psicológica-moral con la representación de estados anormales: denuncias, desdoblamientos, suicidios, sueños raros… Escenas de escándalo, excentricidades, discursos inoportunos, violaciones al discurso normal de las cosas, contrastes (entre el emperador y el esclavo), utopía en forma de sueños de viajes a países desconocidos. Uso de géneros intercalados en prosa y verso, pluralidad de estilos y tonos, actualidad cercada, contemporaneidad, simultaneidad, sincronía. La polémica fundamental estaría en el diálogo, que no existe sin confrontación de puntos de vista y los rebajamientos y excentricidades del carnaval y la cultura popular. Tampoco habrá diálogo sí, como decía Goldmann, existe coherencia de puntos de vista.
La palabra bivocal, típica del diálogo, se orienta hacia el objeto o tema, la palabra del otro, la palabra de sí mismo, o hacia la palabra en sí misma.
Así aparecen varios tipos de discurso: estilizado, que da lugar a la parodia, la polémica explícita o implícita, al relato oral o al dialogismo oculto, formas que permiten diferenciar la palabra ajena de dos formas: la actica y la pasiva. La parodia es pasiva; la polémica y el diálogo oculto son activas; la una porque provoca al contrario llegando a contradecirlo, y el otro porque cambia de sentido o de dirección la palabra ajena.

La literatura tiene sentido solo dentro de la unidad cultural. Atención a la lingüística y al lenguaje, a la intensidad emocional-volitiva de la forma junto con la actitud expresiva valorativa del autor y el espectador: allí está la forma estética.
Comprender el objeto estético es comprender la forma arquitectónica, cuyos elementos son usados por el creador para manejar la materia por medio del desembrague perceptivo, la saturación perceptiva y la carga afectiva-emocional. Los elementos cognoscitivos son los históricos, sociales, lingüísticos, científicos… Los elementos éticos son los que se refieren a la búsqueda y encuentro con el hombre y todo lo que haga posible y dignifique su vida y sus fenómenos: mismidad, alteridad, libertad, justicia, trascendencia, comunicación… Los elementos estéticos se relacionan con la sensibilidad y la imaginación como ejercicio aplicado a la realidad en su captación original o en su trascendencia.
La forma arquitectónica permite ver la obra como metáfora del mundo, y el intento de construir una visión de mundo plural.

Las formas arquitectónicas son la sátira, la comedia, lo trágico-cómico, lo grotesco, el humor, la obscenidad… La arquitectura no está al servicio de ningún tema ni al servicio de nada. Ella es la forma compositiva, común a varia artes.
La forma arquitectónica se relaciona con la forma estética del contenido, e implica la intencionalidad creadora y una actitud axiológica, necesarias para construir el objeto estético dotado de sentido y de valor. La forma arquitectónica es la proyección de la actividad creadora y contemplativa orientada hacia una visión del hombre y el mundo.

Para Bajtín, el realismo grotesco es la manifestación de la cultura cómica popular a través de las imágenes del cuerpo, de la satisfacción de las necesidades naturales y la vida sexual; imágenes relacionadas con lo colectivo, festivo y alegre que degrada lo elevado, culto, espiritual, ideal y abstracto, conservando su carácter ambiguo.
La imagen grotesca incluye la visión del tiempo en el cual los procesos de cambio y de metamorfosis son incompletos, e incluye las manifestaciones del lenguaje popular que apuntan a groserías, imprecaciones, ofensas, juramentos, elogios…
El realismo grotesco podría estar buscando resituar la vida en los márgenes de los sentidos, la imposición de la corporeidad plena…
Lo grotesco representa al hombre des-sublimado, aferrado a la feria de sus miserias relacionadas con el vientre (las situaciones grotescas tienen poder ambivalente; asocian boca y ano).
La imaginación cómica ofrece la inexistencia del cadáver después de la muerte, la muerte no como hecho físico sino como proceso de despojamiento de los sentidos, un irse ocultando y fantasmagorizando para presentarse con mayor libertad y aparecerse en cualquier rincón de una casa…
El desdoblamiento de varias persona en tres o más figuras, camaleonismo, prueba de la habilidad del hombre para existir en medio de incertidumbres, misterios, dudas, sin la irritante búsqueda de hechos y razón. Sincretismo de la imagen.
Lo corporal y fisiológico a manera de formas de la exageración de posiciones, si bien cotidianas, salidas de tono. Afluencia de lo primitivo, de lo primordial, anterior a la hegemonía de lo racional.
La máscara demoníaca, fantasmal, carnavalesca.

La presencia de la ideología:
Ideología: codificación semi-discursiva de la realidad conocida y vivida, valorada por el hombre, producida de acuerdo con intereses de clase, que sirve de contexto para la práctica social de los miembros.
En los mensajes de la ideología se cruzan simbolismo e imaginarios y conceptualizaciones que pesan en el proceder social de las personas.
Las ideologías nacen en las clases, y se revelan en los conflictos entre las clases. Son tan fuertes como el poder de la clase que las imponga por medio de estrategias diseñadas para hacer pasar sus propios intereses como si fueran los de todas las clases. Eso hizo la burguesía, que imponía universalmente sus normas y principios basados en la racionalizad y en la consciencia de sí misma como clase generadora de modernidad.
La ideología impone normas, principios y puntos de vista según los cuales debemos ver el mundo. Contribuye a la enajenación, a la sujeción no violenta del hombre. En el discurso novelesco se cruza lo simbólico con efectos culturales e históricos. La ideología hace parte de las formas de la realidad producidas socialmente por el hombre, y se encarna en cosas materiales y acciones; no tiene una realidad por fuera del lenguaje, las acciones, los vestidos, las conductas de los miembros de la sociedad, todo ello cargado de significación. La ideología no tiene una naturaleza semántica sino que se asocia con cosas materiales.
La literatura refleja y refracta todo ese inventario en donde se encarna la ideología (el medio ideológico). El escritor entra al laboratorio social en donde se producen las ideologías, y las asume. Por eso la vida del hombre, como objeto de representación literaria, tiene como atmósfera el medio ideológico, el medio de los conflictos ideológicos.
El horizonte ideológico es el campo del conflicto social; allí se enfrentan las prácticas sociales donde se procesan las ideologías particulares. Pero ese horizonte ideológico se materializa en ideologemas, es decir, en comportamientos éticos, filosóficos, psicológicos, históricos… que se articulan para unificar los enunciados del texto e insertarse en el texto histórico-social.

Semanálisis de la novela Julia Kristeva:
El símbolo es misterio, totalidad, trascendencia y jerarquía; se establece en una relación natural entre el sentido y la expresión. Representa una idea bajo un solo aspecto. Envuelve a la realidad en un aura de misterio.
La simbolizado se vuelve irrepresentable e incognoscible porque la relación entre la trascendencia y la expresión no es directa; entre el significante y el significado no hay parecido, como tampoco inmediatez, y ambos están separados e incomunicados.
El símbolo es estático, inmóvil. Caracterización de personajes según el deber-ser. Es decir, no hay análisis de conflictos psicológicos e históricos. El simbolismo es la forma de expresión de la Edad Media. Por eso no hay novela.
Luego, con el Renacimiento, el hombre se hace centro y protagonista de la historia. El hombre no ve clara su relación con la periferia, y entra en duda acerca de sus posibilidades. Sin embargo, es consciente de sus límites, y se vuelve pragmático y racional. Adquiere conciencia del signo.

Símbolo: cosmogonía, dios, Universal, trascendente, mito y fe, univocidad, paradoja cero ironía, sacralidad, logocéntrico, visión épica, ahistoricidad, heroísmo.
Signo: historia, hombre, particular, inmanencia, razón, ambigüedad, paradoja, ironía, profanación, escritura, psicologismo, historicidad, antiheroísmo.

El signo se remite a entidades más concretas, objeto del mundo humano. Está hecho de unidades que al combinarse hacen del arte una cadena de desviaciones, de una estructura abierta, interminable.
La apertura hacia el signo se da por el individualismo. La novela se convierte en el género expresivo de la burguesía, clase fundadora del proyecto épico que reordena el mundo, sustrayéndolo a la voluntad divina y creando un orden universal que, confiado de manera optimista en la visión de progreso, mirará al hombre como sujeto del orden universal (la modernidad). La novela revela el ideologema ambiguo del signo. Así que el significado novelesco tiene una dimensión lógica y retórica. La ambigüedad del signo se debe a que no representa una elección frente a la realidad sino la adopción de esa realidad en sus dos caras. Por eso el enunciado novelesco es la resolución argumental de una díada temática. No se le da prioridad a ningún elemento. La totalidad novelesca no es un hecho en sí, sino una búsqueda que vive del cambio, de la trasformación.
En la novela latinoamericana se presenta una relación ambivalente que es multiplicidad de ideologemas, de formas, de símbolos ambiguos, de oscilaciones entre la lírica y la narración. La novela latinoamericana es un híbrido.
El texto literario redistribuye la lengua destruyéndola y construyéndola en una permutación o intertextualidad en donde los textos se cruzan, se neutralizan y se significan bajo el lenguaje.
El análisis de los niveles estructurales de la novela permite ver sus coordenadas histórico-sociales. El enunciado novelesco vincula los sememas en una estructura que permite identificar su procedencia extra-novelesca.
Entonces el análisis de la novela se debe hacer sobre esa estructura conformada por los sememas, y sobre las revelaciones intertextuales. Es como si se quisieran analizar sus órganos y sus relaciones con otros órganos.
La ambigüedad novelesca supone una puesta en conflicto entre la obligación y la prohibición, y en el cruce de oposiciones. También supone la ambivalencia entre la naturaleza de la palabra y La ambivalencia de sus relaciones con los objetos, que también resultan dobles.
Parece ser que la novela vincula el modelo estructural (la estructura literaria) al entorno cultural, y ubica a la palabra en el espacio (espacio cultural, supongo). Como que va y viene del espacio-tiempo cultural a la página, de la escritura al mundo que enuncia.
Para analizar la novela, así convertida en un terrible enredo, es necesario tener en cuenta la competencia y la actuación.
Competencia: nivel semiótico (genotexto): nivel abstracto compuesto por los actantes, los complejos narrativos y la intertextualidad.

Aactuación: nivel textual (fenotexto): plano de la manifestación, compuesto por los actores, citas y plagios y situaciones narrativas. Las funciones de ser y hacer de los actantes están dadas por el generador de actantes (conocimientos de los actantes, saberes que tienen, poderes, deseos). Las instancias narrativas relacionadas con las búsquedas y los deseos de los actantes son dadas por el generador de instancias narrativas. Se trata de los sintagmas verbales y nominales de la oración gramatical. Supongo que es algo así como Pedro quiere ir a comer papas fritas. De donde se puede sacar que Pedro conoce los poderes de la papa como tubérculo que calma el hambre, o que Pedro tiene hambre, y deseos de saciarla.

La intertextualidad fija la tradición textual, y establece un diálogo entre textos nuevos y viejos. Lo que define la literatura es ese discurso intertextual, que niega la autonomía de la novela como sistema que se baste a sí mismo, y cuya representación, más que hacer referencia a la realidad, apunta hacia los textos envolventes.   

Convergen en la novela el sujeto de la escritura, el destinatario y los textos exteriores. Se presenta un diálogo entre sujeto y destinatario, entre texto y el corpus literario.
La novela es una construcción dialógica y ambigua entre muchos textos. Por eso los enunciados novelescos son tan diversos. La ambivalencia da lugar a que se presenten en la novela la menipea, el carnaval, el doble, la cultura popular. La naturaleza novelesca es una construcción que dialoga con todo… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario